jueves, 8 de enero de 2015
martes, 16 de diciembre de 2014
Google News cierra
Hoy se ha consumado lo que ningún otro país del mundo había sucedido. El cierre de "Google News". El motivo no es otro que la aberrante ley de Propiedad Intelectual que obliga a pagar a empresas como Google (que aunque es la más grande no es desde luego la única) por dirigir a los usuarios a las noticias de las principales cabeceras nacionales (un servicio que se presta de manera gratuita, que no desinteresada).
La obligatoriedad de cobrar, se quiera o no, es una imposición legal. No hay elección. No importa que afecte a medios cuyo modelo se base en la licencia copyleft o creative commons (como por ejemplo el 20minutos) se les exige cobrar aunque atente contra su forma de hacer negocio hasta ahora.
Un canon que por otra parte ha sido impulsado no por la totalidad del sector, sino por los editores asociados a AEDE (que son una parte importante del colectivo, pero que desde luego no incluye a todos) que serán quienes repartan los ingresos como la mal lograda SGAE.
Por supuesto la respuesta de Google ha sido la natural, cerrar. Como bien explican en su extinto servicio de noticias "cobrar, se quiera o no, por mostrar el más mínimo fragmento de publicaciones" en lo que es "un servicio que no genera ingresos es sencillamente insostenible".
Pero no se trata de que pudiera o no pagar, el hecho es que compartir enlaces, dirigir el tráfico de la web hacía lo que la gente busca y necesita, es la esencia de la Red. El hecho de que en última instancia Google hubiera pagado (por el sencillo hecho de que puede) sería peor que el cierre de su servicio de noticias, ya que dejaría desamparado a quienes no pudieran hacerlo.
Ahora la pelota esta en el tejado de todos los medios enlazados que han desaparecido del servicio de Google News que si funciona en otros países, y que se les prevé un desplome en su tráfico web. ¿Tendrá como contrapartida un incremento en las ventas de periódicos físicos? ¿Compensará esta sus perdidas en publicidad online? Veremos.
La obligatoriedad de cobrar, se quiera o no, es una imposición legal. No hay elección. No importa que afecte a medios cuyo modelo se base en la licencia copyleft o creative commons (como por ejemplo el 20minutos) se les exige cobrar aunque atente contra su forma de hacer negocio hasta ahora.
Un canon que por otra parte ha sido impulsado no por la totalidad del sector, sino por los editores asociados a AEDE (que son una parte importante del colectivo, pero que desde luego no incluye a todos) que serán quienes repartan los ingresos como la mal lograda SGAE.
Por supuesto la respuesta de Google ha sido la natural, cerrar. Como bien explican en su extinto servicio de noticias "cobrar, se quiera o no, por mostrar el más mínimo fragmento de publicaciones" en lo que es "un servicio que no genera ingresos es sencillamente insostenible".
Pero no se trata de que pudiera o no pagar, el hecho es que compartir enlaces, dirigir el tráfico de la web hacía lo que la gente busca y necesita, es la esencia de la Red. El hecho de que en última instancia Google hubiera pagado (por el sencillo hecho de que puede) sería peor que el cierre de su servicio de noticias, ya que dejaría desamparado a quienes no pudieran hacerlo.
Ahora la pelota esta en el tejado de todos los medios enlazados que han desaparecido del servicio de Google News que si funciona en otros países, y que se les prevé un desplome en su tráfico web. ¿Tendrá como contrapartida un incremento en las ventas de periódicos físicos? ¿Compensará esta sus perdidas en publicidad online? Veremos.
lunes, 3 de noviembre de 2014
Engaño con la renovación de marcas comerciales
Entre uno de los muchos papeles que uno acaba trajinando al cabo del día, tarde o temprano llega uno como este, una engañifa aprovechándose la confusión que genera la renovación de los derechos de marca. Adjunto en la primera imagen obviando datos sensibles.
Para ellos es tan sencillo como estar atentos a los registros público sobre la renovación de los derechos de una marca registrada. Dado que esos derechos que se renuevan en periodos de diez años es poco probable que el empresario que reciba la carta se acuerde de los detalles del tema. Aprovechando la cercanía de la fecha de renovación inician su correspondencia con una carta deliberadamente confusa con aspecto de documento oficial (el detalle de usar un logotipo con los colores de la bandera no tiene desperdicio). Pongo comparativa con un registro de marca auténtico, que corresponde con la segunda imagen.
La idea es por supuesto cobrar una cantidad abusiva, pudiendo ser hasta más de cuatro veces el precio de la tasa oficial (enlace precios tasas oficiales 2014), esperando que el empresario o administrativo de turno no preste mucho atención al documento o no este debidamente informado. Lo firme y lo devuelva sin prestarla la debida atención.
Llamarlo estafa sería injusto. Al tener la sede en Madrid (España) han cuidado mucho más la redacción del documento que los timadores de Event-Fair. Por ejemplo se presentan como SL y hacen alusión ("disclaimer" legal) de que no son un Agente de Propiedad Industrial.
Sin embargo, queda patente una intención de ser confusos para aprovecharse del desconocimiento del empresario (o de la poca coordinación entre departamentos de una empresa) para colar una factura de importe desproporcionado.
De la misma opinión es el Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Intelectual que advierte en el siguiente enlace que esta empresa, como otros sospechosos habituales de otras publicaciones, "dada su presentación y simbología están dando lugar a equívocos cuando son puramente particulares, sin vinculación oficial alguna, y cuya inscripción no otorga a los titulares de marcas ninguna protección".
miércoles, 8 de octubre de 2014
La brecha en los nuevos productos
En primera instancia solo los consumidores innovadores, es decir, las personas deseosas de probar ideas nuevas pese al riesgo de perder su tiempo o dinero, y que se estiman en un 2,5%, son los que se atreverán a comprar un producto realmente rompedor.A este grupo los seguirán los adaptadores iniciales, aquellos que asumiendo todavía un riesgo, aunque menor que el de los innovadores, se lanzarán a probar ese producto o servicio. Este grupo lo conforman los líderes de opinión de una comunidad. Representan un 13,5% del total.
El siguiente tipo de clientes lo constituye la mayoría temprana. Si el producto o servicio alcanza este nivel no tienes de que preocuparte, has logrado montar un negocio. Actúan antes que el consumidor medio pero nunca son líderes de opinión. Representan el 34% del total.
El siguiente bloque lo compone la mayoría tardía, estimada en un 34% del total, consumidores escépticos que solo adoptan el producto después de ser totalmente aceptado y probado por la mayoría temprana.
Finalmente, los rezagados, suponen el 16%, son personas que detestan los cambios y solo los abrazan cuando no queda otro remedio.
El objetivo, y lo más difícil, para un producto innovador es superar lo que el experto en marketing Geoffrey Moore denominó la brecha. La grieta que separa a los consumidores visionarios, es decir, innovadores y adaptadores iniciales que representan el 16% y los pragmáticos que constituyen el resto con un 84% del total.
Imagen de Wite compartido bajo licencia Creative Commons
lunes, 25 de agosto de 2014
Nuevas necesidades
La idea de cualquier producto o servicio es cubrir una necesidad. Sin embargo, a menudo hay precedente en el mercado. Entonces ¿por qué no descubrir/crear nuevas necesidades? Pongamos el caso de Actimel© Ya no es suficiente con tomar un yogur, ahora queremos que también aumente nuestras defensas. Actimel© es la marca con que Danone comercializa sus productos probióticos. La idea es ofrecer un producto que mejora las defensas naturales de nuestro organismo mediante una cepa patentada.
¿Es cierto? Eso es un debate para los expertos. Los estudios encargados por Danone a la Universidad de Navarra lo corroboran. Sin embargo Anne Markwardt, directora de la campaña de Foodwatch, afirma que: “Actimel no protege de los resfriados; refuerza débilmente el sistema inmunológico y no tan bien como un yogur natural tradicional, pero cuesta cuatro veces más y está el doble de azucarado. La publicidad de Danone es un gran cuento probiótico”.
Lo importante para nosotros es que Actimel© ha conseguido abrirse un hueco con éxito entre los consumidores. La percepción es que, además de un rico sabor, ofrece ventajas adicionales para nuestra salud frente a las otras opciones del mercado.
Imagen del Actimel de HealthGauge con licencia Creative Commons
lunes, 28 de julio de 2014
El Congreso aprueba la criminalización de los enlaces en la Red
Con nocturnidad y alevosía se aprobado en el Congreso la mal conocida como "tasa google" o "Ley de la Propiedad Intelectual". Un monstruo legal (inoperante) que criminaliza algo tan básico como enlazar una noticia (reventado por supuesto el derecho a cita). Todo realizado de forma turbia, hurtando el debate ciudadano, dejando la sensación de que este apaño no es más que una componenda para comprar la amistad de las principales cabeceras de los periódicos.
Aquí dejo unos enlaces (espero escapar al brazo de la justicia) con completa información del tema.
+ Crónica de la votación (eldiario.es)
+ Valoración del Huffington Post
+ Valoración de Enrique Dans en vice.com
+ Web contrario al CanonAede http://canonaede.es/
Aquí dejo unos enlaces (espero escapar al brazo de la justicia) con completa información del tema.
+ Crónica de la votación (eldiario.es)
+ Valoración del Huffington Post
+ Valoración de Enrique Dans en vice.com
+ Web contrario al CanonAede http://canonaede.es/
miércoles, 23 de julio de 2014
Primeros pasos de un negocio y legalidad
¿Cuándo darse de alta, pagar autónomos, emitir facturas y demás requisitos correspondientes? En teoría desde el minuto uno que comenzamos nuestra actividad. Pero lo cierto es que en la práctica no siempre es así (sobretodo cuando hablamos de empresarios individuales o autónomos).
Una de las duda (y temores) que acosan a los emprendedores con más frecuencia es saber si su negocio les garantizará unos ingresos suficientes para mantenerse en funcionamiento y vivir de ello. Y en la mayoría de los casos la única forma de averiguarlo es tirándose a la piscina y poniéndose en marcha. Pero el problema es que convertir tu idea en una empresa es al principio bastante caro (aunque dicho sea de paso la reducción de cuotas de la Seguridad Social, como llevamos todos reclamando desde hace años, ha sido un acierto).
¿Qué se hace en estos casos? Pues empezar poco a poco. Lo normal es dar esos primeros pasos de manera informal (si, estoy insinuando sin estar dado de alta de autónomos), el tiempo imprescindible para averiguar si hay ingresos.
Si ganas lo suficiente y empiezas a tener para plantearte vivir de los beneficios es el momento de normalizar la situación antes de que tu actividad entre en el radar de la Seguridad Social o Hacienda (o de otros organismos como la Agencia de Protección de Datos) y tener una desagradable sorpresa. En caso de que no generes suficientes ingresos, bueno, al menos te queda el consuelo del dinero que te vas a ahorrar pagando cuotas de la seguridad social y derivados.
El problema es que como muchos organismos de ayuda al emprendedor depende de instituciones oficiales que no saben, (porque a menudo el personal encargado de asesorar en estos temas no ha trabajado en una empresa privada en su vida, no hablemos ya de montarla), o simplemente no pueden alejarse del discurso oficial, se limitan a explicar la ley (y no toda) arrastrando a una buena cantidad de emprendedores en el proceso.
Con esto no pretendo hacer una apología del trabajo pirata. Hay una enorme diferencia entre darse un par de meses de prueba en un circuito más informal para hacerse una idea de la viabilidad del negocio (sobretodo cuando hablamos de servicios) y otra en convertirse en un defraudador sistemático.
Es más en ese sentido parecen expresarse las sentencias judiciales, que vienen a dirimir que cuando no se supera el umbral del salario mínimo interprofesional, no es necesario darse de alta en el RETA (Régimen General de Trabajadores Autónomos). Anexo enlace a explicación más detallada y completa.
Como siempre, la prudencia y el sentido común, para cada caso concreto es el mejor consejero. Y si no lo tienes claro pregunta.
Nota: Fotografía de Marlon Malabanan con licencia Creative Commons.
Una de las duda (y temores) que acosan a los emprendedores con más frecuencia es saber si su negocio les garantizará unos ingresos suficientes para mantenerse en funcionamiento y vivir de ello. Y en la mayoría de los casos la única forma de averiguarlo es tirándose a la piscina y poniéndose en marcha. Pero el problema es que convertir tu idea en una empresa es al principio bastante caro (aunque dicho sea de paso la reducción de cuotas de la Seguridad Social, como llevamos todos reclamando desde hace años, ha sido un acierto).
¿Qué se hace en estos casos? Pues empezar poco a poco. Lo normal es dar esos primeros pasos de manera informal (si, estoy insinuando sin estar dado de alta de autónomos), el tiempo imprescindible para averiguar si hay ingresos.
Si ganas lo suficiente y empiezas a tener para plantearte vivir de los beneficios es el momento de normalizar la situación antes de que tu actividad entre en el radar de la Seguridad Social o Hacienda (o de otros organismos como la Agencia de Protección de Datos) y tener una desagradable sorpresa. En caso de que no generes suficientes ingresos, bueno, al menos te queda el consuelo del dinero que te vas a ahorrar pagando cuotas de la seguridad social y derivados.
El problema es que como muchos organismos de ayuda al emprendedor depende de instituciones oficiales que no saben, (porque a menudo el personal encargado de asesorar en estos temas no ha trabajado en una empresa privada en su vida, no hablemos ya de montarla), o simplemente no pueden alejarse del discurso oficial, se limitan a explicar la ley (y no toda) arrastrando a una buena cantidad de emprendedores en el proceso.
Con esto no pretendo hacer una apología del trabajo pirata. Hay una enorme diferencia entre darse un par de meses de prueba en un circuito más informal para hacerse una idea de la viabilidad del negocio (sobretodo cuando hablamos de servicios) y otra en convertirse en un defraudador sistemático.
Es más en ese sentido parecen expresarse las sentencias judiciales, que vienen a dirimir que cuando no se supera el umbral del salario mínimo interprofesional, no es necesario darse de alta en el RETA (Régimen General de Trabajadores Autónomos). Anexo enlace a explicación más detallada y completa.
Como siempre, la prudencia y el sentido común, para cada caso concreto es el mejor consejero. Y si no lo tienes claro pregunta.
Nota: Fotografía de Marlon Malabanan con licencia Creative Commons.
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