Hace no mucho tuve la oportunidad de
compartir la experiencia emprendedora con los alumnos del Colegio de Nuestra
Señora de Lourdes de Valladolid. Fue un auténtico placer, especialmente, porque
un servidor es antiguo alumno.
La verdad es que hay pocas cosas que
despierten más nostalgia que recorrer los mismos pasillos, sentarte en los
mismos pupitres, y ver las mismas pizarras que cuando eras un chaval. Cierto es
que había muchas partes completamente irreconocibles, pero eso no hace más que
recordarme cuanto tiempo ha pasado.
Aunque al principio no fue fácil
captar la atención de un auditorio, que la verdad estaba más preocupado por sus
exámenes de mañana, lo cierto es que durante la charla pude observar como
muchos de los que se habían traído sus libros (a "hurtadillas") para
repasar los acababan cerrando para prestar atención a lo que allí se decía.
Tal vez sea porque hacía mucho que no
tenía la oportunidad de dar clases, pero lo cierto es que me lo pase como un
enano.
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