jueves, 13 de octubre de 2011

Rubalcaba, ¿Buen candidato?


Alfredo Pérez Rubalcaba es un político veterano, un habilidoso orador y con un punto de carisma. Y sin embargo una de las peores opciones para encabezar las listas socialistas en las próximas generales. Su habilidad y experiencia no son suficientes, y es que encomendarle el timón de la nave, es encaminarse a una debacle electoral.

Los ciudadanos han dejado claro su mensaje en las municipales. No se trata de perfilar el discurso. La contundencia de los resultados electorales son una enmienda a la totalidad del proyecto socialista. Y Rubalcaba, por más que intente arrimarse al movimiento de los “indignados”, no puede desligarse del Gobierno ZP. No ha sido un diputado de “infantería”. Ha sido líder y responsable en la toma de decisiones.

No resulta creíble que quien es cómplice de las políticas de Zapatero pueda romper con un modelo que no ha servido para crear empleo y que los ciudadanos han denostado con contundencia en las urnas. Puede que el “establishment” del PSOE encuentre de su agrado encomendarle las riendas del partido a un veterano fontanero, pero recuperar a los votantes socialistas tradicionales requiere más que un simple maquillado, exige a un líder que de verdad pueda romper con la herencia del pasado y plantear nuevas vías al socialismo.

Bien podría asumirse que Rubalcaba es el encargado de pilotar la derrota socialista de la forma menos traumática posible. Para luego si acaso, apartarse a favor de un nuevo líder reformador. El planteamiento pese, o precisamente por, buenista, es igual de malo. Salir a no perder por mucho es garantía de conseguir unos resultados nefastos.

Ahora supongamos que un nuevo líder, ungido en unas primarías (de las de verdad), hubiese encarado la cita electoral. No solo podría ofrecer un discurso realmente nuevo (por rupturista), sino que podría servirse del altavoz mediático de las generales para fijar su postura y cualquier resultado, incluso una derrota que no fuera realmente escandalosa, serviría para apuntalar su posición. Y es que una de las “ventajas” de los socialistas es que pueden contemplar como victoria una derrota dulce.

Vale supongamos que te compro el argumento, pero ¿quién  podría ejercer ese tipo de liderazgo en el actual PSOE? Ese el verdadero drama para los socialistas. Ocho años en el poder han servido para que partido y gobierno se fundan en uno solo. Y ahora no quedan figuras de liderazgo. Solo una larga caminata por el desierto, salpicada de falsos profetas, hasta que un auténtico mesías puede conducirles de nuevo a la tierra prometida.

Y es que los paralelismos con Zapatero-González y su sucesor Rubalcaba-Almunia son desgarradores.

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