miércoles, 24 de junio de 2015

Los jefes también lloran

La ansiedad, depresión y estrés cuestan cada año unas pérdidas de 90.000 millones de euros a las empresas españolas, según cita Alianza para la Depresión, fundada y presidida por Jaime Smith.

Cambios constantes, frustración por que las ventas no despegan, sensación de bloqueo, miedo a perderlo todo. Un emprendedor esta en el ojo del huracán de todas las situaciones susceptibles de causar estrés, con el agravante de sufrir la soledad del jefe.

No conozco ningún emprendedor que no subraye la importancia de su familia a la hora de montar su negocio. Es necesario la implicación emocional y el imprescindible refuerzo de padres, hijos o pareja. Hasta el punto de que no contar con el apoyo de ninguno es un motivo suficiente para no emprender.

También resulta fundamental reservar un tiempo para otras actividades que “despejen” la mente. Para un emprendedor su negocio no solo es un trabajo, es su vida, parte de sus sueños y proyectos. No deja de pensar en ello mientras se ducha, cuando prepara la comida, incluso cuando ve una película. Pero esa motivación es un arma de doble filo. Y no conviene minusvalorarlo. El “ya descansaré cuando haya muerto” suena muy bien, pero si el jefe no duerme bien (en el mejor de los casos) o sufre ataques de ansiedad (en el peor) desde luego tendrá muy difícil hacer bien su trabajo. No importa el lugar o el momento, pero siempre guarda y respeta un tiempo sagrado para desconectar del día a día.

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