jueves, 8 de junio de 2017

Cuando el medio es también el mensaje

"La casa de hojas" es la opera prima del estadounidense Mark. Z. Danielewski. La obra se publicó en España en 2013 (algunos hemos llegado un poco tarde) causando bastante expectación por usar una maquetación nada convencional. 

La trama alterna entre dos historias. Una trata sobre el "Expediente Navidson", un documental que narra la historia de una familia que descubre en su casa un enigmático pasillo que parece transitar por una extraña dimensión. En la otra, Johny Truant, un toxicómano de Los Ángeles descubre por casualidad este documental, y poco a poco, comienza a obsesionarse con el mismo incorporando al "Expediente Navidson" sus propias reflexiones.

Aunque no es la primera vez que se experimenta con la maquetación, casi siempre se había hecho desde un genero considerado (erróneamente) menor como la literatura juvenil. Sin ir más lejos las  novelas de "Escoge tu propia aventura" avanzaban a saltos navegando entre las elecciones de lector para dar lugar a los distintos finales posibles. Una serie que entre 1979 y 1998 vendieron doscientos cincuenta millones de ejemplares iniciando a una generación de adolescentes en la lectura.

Danielewski sin inventar la rueda aporta su propia visión recurriendo a una maquetación muy sugerente. En ese sentido "La casa de Hojas" modifica el texto en función del sentimiento que quiere transmitir. Someramente (no quiero hacer destripes) pero por ejemplo cuando un personaje avanza por un pasillo que se estrecha, el texto también lo hace.

Y este es el gran éxito de la novela. No voy a negar que no siempre me ha convencido el resultado (siento decir que poner el libro boca abajo en algunos momentos me ha transmitido más engorro que suspense) pero es cierto que es diferente. La novela sin ser nada del otro jueves cumple su función destacando la parte del "Expediente Navidson" sobre las a veces cansinas y extemporáneas reflexiones del drogadicto Johny Truant. Pero es innegable que sientes que estás leyendo algo distinto y por ese puñado de momentos que los disfrutas como algo novedoso merece la pena su lectura.  

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